VICTORIA POPULAR CONTRA LA CALLE JUAN REJÓN

juan-rejon[1].jpgEn la tarde de anteayer martes 17 de noviembre, vecinos de toda la actual jurisdicción de Las Palmas, estaban llamados a acudir a votar dos propuestas vecinales en el Centro Cultural Pepe Dámaso, La Isleta. La que más expectación levantaba era la de cambiar el nombre de la calle Juan Rejón (sanguinario colonizador español, que se caracterizó por los asesinatos que mandó cometer a nuestros antepasados precoloniales, violaciones, torturas, quemas de bosques, quemas de cultivos, destrozos de viviendas, promovía el esclavismo de los nuestros, etc.), por La Carretera (antiguo nombre de esta calle isletera) y la segunda, sobre qué se quería hacer con el solar anexo al Castillo de La Luz, que si la ampliación del parque infantil, un huerto urbano o un anfiteatro. Esta primera propuesta llevaba años proponiéndose y por fin se aceptó, en base a la nueva ley de doble filo (ya explicaremos el porqué), de participación ciudadana. La votación no fue avisada por correo físico, ni tampoco se le dio una buena difusión en los medios de comunicación oligárquicos canarios. Por otro lado, llegar a La Isleta no es llegar a cualquier sitio, ya el nombre de las calles dicen algo sobre el barrio, con cantidad de palabras imazighen (Tanausú, Benecharo, Tecén, Guayedra, Tamarán, etc.). Por lo que no es de extrañar que vecinas y vecinos del lugar propusieran este tema a votación, ya que en este barrio obrero canario queda conciencia y memoria de quiénes somos y donde estamos. Un barrio que bregó duramente en el siglo pasado, sobre todo en los 70 y 80 por el derecho a la soberanía de nuestro país y conquistar un sistema político social y justo para nuestro pueblo.

 

La votación fue durante la tarde del 17 y a partir de las diez de la noche comenzó el recuento de votos. Siendo los resultados los siguientes:

– 833 personas de 299.411 (población total de la jurisdicción actual de Las Palmas mayor de 18 años) votaron, es decir el 0,27%.

-Ganó la recuperación del nombre La Carretera por 429 votos a favor (51%), hubieron 393 votos en contra (47%), 8 fueron en blanco (0,9%) y 3 no válidos (0,3%). La mayoría de gente que votó eran isleteros.

Se ganó a pesar de las adversidades. Adversidades primeramente de falta de cultura y conciencia nacional en nuestra gente, carencia amplia de conocimiento del pueblo al que pertenecemos las canarias y canarios. Adversa oligarquía promotora de mantener todo nexo con la metrópoli para perpetuar sus intereses. La adversidad de la omnipresencia de medios de comunicación al servicio de la oligarquía canaria, que no dieron mucho eco al asunto y lo poco que se habló era con la intención de que no volviera el nombre original, decían que era un problema para los comerciantes, que era el fundador de la ciudad, etc. También adversa es la situación de nuestra juventud manipulada por un sistema educativo mercantilizado, de competitividad y promotor de la globalización o desarraigo con la tierra donde vivimos.

La calle es el lugar natural de presencia del pueblo, donde se reivindica a gente ejemplar, acontecimientos importantes, victorias populares, un colectivo trabajador, un elemento cultural nuestro, una palabra, un paisaje, un topónimo, todo lo que nos identifique con el entorno y con gente de otras tierras que nos enriquezcan como personas y como país. En definitiva, los que aportan constructivamente a la construcción de nuestra nación. La calle no es para criminales asesinos venidos de otras tierras, son antipueblo y han sido enemigos del pueblo canario. Por ello, toda persona que haya venido a destruirnos como pueblo no aporta nada constructivo a nuestra tierra, su lugar está en los libros de historia y en la memoria histórica de nuestra gente, ya que no hay que olvidar quién fue y qué hizo, dándole la importancia necesaria sin ir más allá, ya que un pueblo que conoce su historia es dueño de su futuro y arrastrar estas ideas erróneas de perdurar nombres de criminales es que aún nos falta madurez para entender que un país no se construye en base a la destrucción, sino todo lo contrario. Por ello, a pesar del sistema de libertad acotada en el que vivimos en Canarias, lo que se ha comenzado en La Isleta es un ejemplo de autogestión de cada barrio, de decidir qué es lo mejor para su zona y qué nombres ejemplares o con significado para dicho lugar deben estar en las calles.

Y sobre el asunto de la nueva ley de Participación Ciudadana, el arma de doble filo, porque como decimos nuestro pueblo está en gran parte manejado por diversos factores ya expuestos. Nuestro pueblo está falto de conocimientos y herramientas intelectuales dialécticas para enfrentarse al bombardeo mediático y educativo, así que llevarse a cabo una ley de este tipo sin un trabajo anterior o actual que provoque un cambio de conducta popular enfocada hacia el razonamiento propio, es dar una posibilidad y a la vez no darla, es estar a expuestos al manejo mediático, para el aprovechamiento de la oligarquía canaria en legitimar sus atropellos a la clase trabajadora canaria y nuestro entorno.

A pesar de todo se consiguió, una victoria popular del pueblo canario, que aún no sabremos si lo aceptarán los que dicen representarnos, ya que para colmo el ayuntamiento tiene la última palabra, porque al final sigue siendo una democracia acotada o representativa… Pero la victoria está ahí, sobre todo un pueblo como el nuestro que adolecemos de memoria histórica para lo bueno, nuestras victorias y lo malo, como permitir nombres de asesinos y criminales decoren nuestras calles y plazas. Una victoria para un barrio bregador como es La Isleta, que eligió recuperar parte de la historia del lugar con el nombre de La Carretera. Una victoria para todas nuestras islas, que aún quedan purriadas de calles, plazas, estatuas, etc. Que honran sucesos, personas que lo único que han procurado es destruirnos como civilización.

Para acabar les dejamos con una canción relacionada con este asunto, Cicatrices-Dadda Wanche y Jm:

VÍDEO: https://www.youtube.com/watch?v=GdoEiZEzplE

 

Atazaicate (Miembro de Inekaren)

Archipiélago Canario, Tamazgha, Noroeste de África

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